El agua segura es salud
El uso del agua tratada para beber y
lavar alimentos.
Actualmente no se dispone de estudios
sobre la supervivencia del virus COVID-19 en el agua potable o las aguas
residuales. Sin embargo, mantener hábitos de consumo de agua segura nos ayuda a
prevenir algunas enfermedades que nos pueden hacer más vulnerables en caso de
contagio por Coronavirus.
El agua segura para consumo no tiene
mal olor, mal sabor ni tiene color. Para tratar el agua que vamos a consumir se
recomienda aplicar al menos 1 de los siguientes métodos: hervido, cloración o
filtrado.
Cloración, tener cuidado que el cloro
utilizado no tenga ningún otro componente aparte del hipoclorito de sodio.
También se puede emplear este método utilizando pastillas potabilizadoras de
agua, siguiendo las indicaciones del fabricante en cuanto a la cantidad de
pastillas por litros de agua. Es importante no consumir el agua inmediatamente
después de agregar el cloro o las pastillas, sino dejarla reposar por lo menos
media hora.
Hervido: hervir el agua como método
de tratamiento preferido. Al hervir el agua se matan las bacterias y parásitos
nocivos. Para hacerlo de una manera efectiva y alcanzar matar la mayoría de los
organismos infecciosos, mantenga el agua a temperatura de ebullición por lo
menos durante 1 minuto.
Para aquellas comunidades donde el hervido de agua sea difícil
Método Sodis: consiste en purificar el agua usando
los rayos del sol. Para ello se recomienda filtrar el agua llenando envases de
plástico transparentes (los de refresco de cualquier tamaño son ideales para
ello) y ubicarlos en lugares exteriores donde les lleguen completamente los
rayos del sol. Procure hacer este procedimiento en día de sol muy caliente,
exponiéndolos por lo menos durante 8 horas. Si el día no está muy soleado,
dejar por al menos 12 horas.
Filtrar el agua permite eliminar los
elemento sólidos y agentes contaminantes (virus, parásitos y bacterias) que
puede contener el vital líquido, en especial en lugares donde no hay plantas de
tratamiento de aguas. Bien sea con un filtro o utilizando un paño limpio sobre
un embudo para luego recogerla en un recipiente, filtrar el agua nos permite
consumirla sin riesgo de enfermarnos. Si el agua está muy turbia antes de
filtrarla, se aconseja dejarla reposar de un día para otro, con la intención de
que se asienten los sedimentos al fondo del recipiente.
Sin importar cuál sea el método de
tratamiento de agua que escojamos, para garantizar que el agua permanezca
segura debe preservarse en envases tapados, evitando que se contamine.
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